"Enseñar a vivir"

16.08.2025

Vivimos en una época que premia la inmediatez, pero en ese camino hemos perdido algo esencial: la ética y la filosofía. Sin estas raíces, la educación se vuelve simple adiestramiento, dejando niños con acceso a todo… menos a sí mismos; jóvenes con cientos de seguidores, pero en el fondo están solos; y adultos atrapados en la ansiedad, prisa y el miedo al silencio.


Reflexiones desde Colegio Amauta de Landázuri

Por el profesor Héctor Rivera C.

"Cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino justicia."
Don Quijote de la Mancha

Los ideales son el alma de la educación

Sin ellos, la educación pierde su sentido: el peligro de eliminar la ética y la filosofía.

Vivimos en una época que valora la inmediatez, la especialización y los resultados medibles. Bajo esa lógica, muchas escuelas han optado por eliminar de su currícula materias como Ética, Filosofía y Etimología, consideradas por algunos como innecesarias o anticuadas. Pero al hacerlo, están arrancando de raíz algo esencial: la posibilidad de formar ideales en los estudiantes.

Porque educar no es solo preparar para el trabajo.
Es, ante todo, preparar para la vida.

Se piensa, erróneamente, que la ética es cosa de religión; que la filosofía pertenece a los antiguos griegos; que la etimología es solo un juego de palabras. Y sin embargo, estas disciplinas abren puertas que ninguna otra puede abrir:

  • La ética permite reflexionar sobre nuestras decisiones.

  • La filosofía nos enseña a cuestionar el mundo y a nosotros mismos.

  • La etimología nos conecta con el origen del lenguaje, el pensamiento y los valores que nombramos.

Cuando quitamos estas materias, dejamos de hablar con los alumnos sobre lo que realmente importa:

  • ¿Qué tipo de persona quiero ser?

  • ¿Para qué estoy en este mundo?

  • ¿Cuál es el sentido de lo que hago?

Un alumno sin ideales se vuelve vulnerable al vacío, al cinismo, al conformismo. Un sistema educativo sin ideales forma personas hábiles, pero no necesariamente humanas. Profesionistas exitosos, pero sin propósito. Y eso no es educación: es adiestramiento.


Vivimos en la era de la información y la velocidad.

Los niños tienen acceso a todo, menos a sí mismos.

Los jóvenes se sienten acompañados por cientos de seguidores, pero en el fondo, están solos.

Adultos y adolescentes cargan el peso de la ansiedad, la prisa, la dependencia de la inmediatez y el miedo al silencio.


La tecnología no es el enemigo. El problema es una educación que ha olvidado lo más importante: enseñar a vivir.

Hoy más que nunca, urge volver a lo esencial: a la reflexión, a la conciencia, a la pregunta profunda. No basta con saber usar una herramienta; hay que saber para qué se usa y qué impacto tiene en uno mismo y en los demás.

Los ideales que deben guiar la educación

En Colegio Amauta creemos que los ideales son la brújula de toda formación. Por eso, no nos limitamos a hablar de valores de forma general, sino que los definimos y los vivimos día a día.

Ideales humanistas universales

  • Búsqueda de la verdad: desarrollar pensamiento crítico y honestidad intelectual.

  • Justicia: actuar con equidad y respeto hacia todos.

  • Libertad con responsabilidad: elegir bien y asumir las consecuencias.

  • Solidaridad: ayudar y colaborar para el bien común.

  • Respeto por la dignidad humana: reconocer el valor de cada persona.

  • Belleza: no solo contemplarla, sino crearla.

  • Amor por el conocimiento: aprender como camino de crecimiento personal.

Ideales culturales y latinoamericanos

  • Ama Sua (no robes), Ama Llulla (no mientas), Ama Quella (no seas ocioso), principios éticos incaicos retomados por la ONU.

  • Unidad en la diversidad: valorar y aprender de distintas culturas.

  • Defensa de la naturaleza: vivir en armonía con el entorno.

  • Memoria histórica: conocer nuestras raíces para construir el futuro.

Ideales propios de Colegio Amauta

  • Enseñar a vivir: no solo preparar para un trabajo, sino para una vida plena.

  • Formar personas antes que profesionistas: carácter y propósito antes que títulos.

  • La familia como base: reforzar vínculos afectivos y sentido de comunidad.

  • Aprender con el corazón y la mente: vivencias significativas, no solo datos.

  • Abrir el mundo al niño: despertar curiosidad por culturas, ideas y lugares.


Volver a la ética no es adoctrinar; volver a la filosofía no es mirar atrás; volver a la etimología no es llenar de tecnicismos.

Es, por el contrario, preparar al alumno para vivir con sentido, conciencia y dirección.

Porque sin ideales no hay formación,
sin ideales no hay transformación…
y sin transformación no hay verdadera educación.